Hace una semana, el director del Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social (LUM) debió renunciar por una exposición temporal incómoda para el fujimorismo. Fue un hito más en la complicada historia del museo estatal sobre el periodo de violencia vivido entre 1980 y 2000. Su futuro está en debate.
Esta semana, el ambiente en el LUM aparenta normalidad. Grupos de escolares visitan la muestra permanente, orientados por los guías. Ciudadanos peruanos y extranjeros aprecian por su cuenta el museo sobre el periodo de violencia con el que el Perú cerró el siglo XX. Sin embargo, al llegar a la muestra temporal “Resistencia Visual 1992” las voces se dividen entre quienes aprecian el retrato de un año convulsionado y quienes consideran que una “exposición activista” no debería tener cabida en este espacio.
La muestra curada por Karen Bernedo contiene 36 grabados que evidencian actos terroristas cometidos por Sendero Luminoso, pero también las violaciones a los derechos humanos y a la democracia perpetradas por Alberto Fujimori. A través de un tuit, el congresista fujimorista Francesco Petrozzi expresó su preocupación. En declaraciones al diario La República, admitió haber conversado con el ministro de Cultura, Salvador del Solar, sobre la exposición, pero negó cualquier censura. Sin embargo, a dicho medio le señaló su incomodidad por temas que “no tienen que ver con el año 92”. Algunos grabados cuestionan la compra de los medios de comunicación y las esterilizaciones forzadas y critican al actual modelo económico.
Para el periodista Juan Carlos Tafur, el LUM debe contar con muestras temporales transgresoras. “El arte es libérrimo por excelencia, no se puede pretender que esté sujeto a parámetros funcionales o políticos. Puede uno considerar que se ha cargado más la tinta en un lado, pero de ello se trata”, afirmó para este informe.
Si bien la exposición permanecerá hasta el 1 de octubre, el director del LUM, Guillermo Nugent, debió dejar su puesto. Tanto Del Solar como su asesora, Denise Ledgard, adujeron “sesgos” de la muestra. Ambos señalaron que el Lugar debía mantener objetividad frente a la “polarización política actual”, pero no aludieron a las preocupaciones de Petrozzi. El desenlace ha generado pronunciamientos de rechazo y preocupación, como los emitidos por la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos y el IDEHPUCP.
Si bien el Ministerio de Cultura no ha vuelto a emitir un comunicado oficial o una declaración abierta sobre este tema, en sus pasillos existe clara conciencia sobre los resquemores generados en la comunidad de derechos humanos y un grupo significativo de artistas y promotores culturales.
Esta crisis también puede apreciarse como un hito más en la disputa sobre la existencia y sentido de un espacio que recuerda al conflicto armado interno.

García no quería un museo de la memoria. vargas llosa lo convenció. el proyecto demoró años en concretarse. (foto: el comercio)
- LA AZAROSA HISTORIA DEL LUM
Luego de un frustrado intento por contar con un museo que complementara al monumento “El Ojo Que Llora” en Jesús María, la posibilidad de contar con un espacio sobre el periodo de violencia 1980-2000 se activó con la visita de la ministra de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania, Heidemarie Wieczorek-Zeul, a la muestra fotográfica Yuyanapaq: para recordar. Ella indicó el interés alemán de donar el dinero para su construcción e implementación.
El gobierno de Alan García rechazó inicialmente la oferta. Como recuerda la antropóloga María Eugenia Ulfe, “el entonces ministro Antero Flores Araoz decía que debía invertirse el dinero en escuelas o en otras cosas”. Mario Vargas Llosa logró persuadir al mandatario y se formó una comisión de alto nivel para crear el museo, presidida por el escritor. Para la docente e investigadora de la PUCP, este hecho marcó el destino del espacio: “fue un nacimiento cargado con una discusión sobre si el país necesitaba o no un lugar de la memoria”.
Vargas Llosa renunció cuando García intentó cerrar los procesos penales contra agentes del Estado por violaciones a los derechos humanos mediante un decreto legislativo. Fue sucedido por el pintor Fernando de Szyszlo y este, a su vez, por el abogado Diego García-Sayán.
Las tensiones continuaron en los años siguientes. Existió un debate interno sobre si el guión museográfico debía ser anterior a la construcción del edificio y se optó por edificar previamente el museo. Se hicieron dos guiones y el último fue sometido a un breve proceso participativo.
También se discutió si lo narrado en este espacio debía ceñirse al informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Para el expresidente de este grupo de trabajo, Salomón Lerner Febres, el LUM debía contener a Yuyanapaq. García Sayán defendió que el Lugar fuera más allá de la CVR. La muestra fotográfica hoy sigue en el Ministerio de Cultura.
Ulfe señala que “en todo este debate sobre el Lugar de la Memoria, las víctimas son quienes debieron estar en el centro”.
eXPOSICIÓN PERMANENTE DEL LUM INCLUYE ALUSIONES A LA CULPABILIDAD DE ALBERTO FUJIMORI EN VIOLACIONES A LOS DERECHOS HUMANOS. fujimorismo no había puesto el LUM en la mira hasta exposición temporal (FOTO: JAG)
- EL LUM A FUTURO
Tafur se muestra crítico con el tono actual de la muestra permanente del LUM. A su criterio, presiones militares y conservadoras suavizaron la información. “Lograron su objetivo, pero le quitaron al LUM la capacidad de irritar que cualquier espacio de esta naturaleza debe tener”. Paradójicamente, según nos refirió Ulfe, representantes de la Comisión Permanente de Historia del Ejército tienen cuestionamientos a la exposición permanente porque “prima lo estético antes que lo histórico”. Durante el proceso participativo, los empresarios eran los más renuentes a contar con un museo sobre el periodo, pero luego se convencieron de su necesidad.
Ambos mencionaron omisiones en la propuesta actual. Para la antropóloga, es notorio que se dejan de lado determinados sucesos y se rompe con la línea narrativa histórica propuesta por la CVR. Mientras que el psicólogo estima que no hay críticas duras a Fernando Belaunde y Alan García, en cuyos mandatos se cometieron graves violaciones a los derechos humanos.
La actual muestra permanente tiene un tono pedagógico, destinado sobre todo a las generaciones que no vivieron el periodo de violencia. Se concentra en casos emblemáticos (Uchuraccay, Putis y el pueblo asháninka), testimonios de diversos actores afectados por el conflicto, la resistencia de la sociedad civil y expresiones culturales durante el periodo de violencia. Además, se cuenta con espacios sobre la violencia contra la mujer en el conflicto, un reconocimiento a la CVR y a los demás espacios de memoria que existen en el país.
Para Tafur, frente a la posibilidad de un mayor "edulcoramiento" del Lugar de la Memoria, se podría crear un directorio ajeno a los vaivenes políticos. En su momento, García Sayán planteó un patronato que no fue aceptado por el gobierno de Ollanta Humala. El periodista consideró que lo mejor es que el LUM siga generando controversia. “Si bien esta crisis tuvo el desenlace lamentable de la salida de Nugent, se demostró que hay vida en la institución. El Lugar de la Memoria está vivo, porque sí se ha generado una reacción aquí, se demuestra que no es un cementerio”, concluyó el actual columnista de El Comercio.
Ulfe consideró que Nugent estaba haciendo los esfuerzos suficientes para que el espacio sea apropiado por las víctimas del periodo de violencia. Asimismo, estima que lo ocurrido puede determinar la pauta para el nuevo director del LUM. “No se deja libertad para que recupere su posicionamiento, se legitime y sea el ente articulador de una política nacional de memoria”. Este último punto es un gran pendiente en las políticas públicas implementadas por el Estado peruano frente a los afectados por los 20 años de conflicto que vivió el país.
Extraoficialmente, pudimos conocer que el Ministerio de Cultura tomará cierto tiempo para decidir quién será el nuevo director del Lugar de la Memoria. Se espera que la selección elimine los temores fundados sobre el futuro de un espacio que debiera incomodar a quienes generaron la violencia que el país vivió durante dos décadas, así como a quienes no supieron enfrentarla.